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Escribimos para no olvidar

Al comenzar a escribir esta entrada no tenía muy claro sobre qué sería, tenía un par de meses de que en la cabeza me rodaba una frase de Lorenzo Silva: "Escribimos en cierta manera para no olvidar. Escribimos para que quede una huella de lo que hemos vivido, hemos visto o hemos soñado". Y creo que detrás de eso hay tanta verdad que no la puedo dejar pasar, y que me hizo encontrar el match perfecto para recordar y no olvidar el juego de la pelota en Teotihuacan. 

El juego de la pelota es una ceremonia donde se demostraba la valentía en medio de una expresión espiritual, física y religiosa en un campo de juego que se llama tlachtli, donde los guerreros intentan pasar una pelota de caucho envuelta en fuego golpeándola con su cuerpo por un aro de piedra, si la pelota deja de rodar, el mundo se detiene, ahí está la vida, la muerte, el día, la noche, la cobardía y el valor. Uno se la pasa super emocionada, es como mágico estar viendo que de verdad está pasando, se forman los bandos de quien va a ganar y en medio del tlachtli en la noche con una temperatura de unos 10 grados, la música en vivo y el calor del fuego de la pelota cerquita se vive aun más la adrenalina del momento. 

Más allá de este juego, que es una representación de ancestros, los integrantes de Flor y Canto (Veánlos, visítenlos, en realidad son super buenos! https://www.facebook.com/FloryCantoArtePrehispanico/ ), tanto en el 2016 como en el 2017 me dejaron dos frases que me repito muchas veces (sí, esas muchas veces donde parezco distraída, ensimismada, seria o callada, cuando voy en el bus, cuando me recuesto sola a descansar, cuando me robo 15 segundos del día en medio del trabajo para volcar el espejo de la vida hacia adentro). 

2016: "No estamos de visita en otro país, somos ciudadanos del mundo, de una misma tierra" En ese momento sentí que estaba en mi casa, allá en donde las plantas de mezcal y tuna abundan, en otro cuarto, en uno al que nunca había visitado, pero en mi casa, en este mundo que trato de cuidar en lo que puedo, en el que me permite trasladarme con el pensamiento a otro sitio y respirar el aire que ahí había, sentir la brisa que ahí sentía. Traté de sentir lo que un refugiado puede experimentar (de seguro estoy a leguas de saber qué se siente) pero no debe ser bajo ningún motivo una experiencia agradable que te saquen del nicho que dio calor. No fui de visita, no fui turista, soy una peregrina que anda por la vida en un mismo lugar que tiene los límites y fronteras en sus mapas, pero no en el corazón de la gente. 

2017: "Viaje ligero, no cargue lo que no debe" Ufff (bofetadita con amor), esa fue un "Despertate güila" sin música, pero es que así es como debía llegar. Claramente no se refería solo a las maletas y el montón de chunches que me quería traer, que los aretitos, los sombreros, los recuerditos, la blusita, las botitas, los mezcales y el tequila... iba más allá, en el plano espiritual, ahí directo donde hay una inútil caja que a veces se llena de preocupaciones y ansiedades que atan el caminar, que me llamaban a soltar, a dejar ser, a dejar vivir, a dejar que el río fluya, que la vida tome su andar, que sorprenda lo que deba de llegar, y que me asombre de lo que no espero. 

Todos los pasa algo maravilloso en la vida, se los aseguro. Todos los días hay una estampa de un libro que toma color, cargado de emociones, de experiencias, que a veces llegan a ser canas, arrugas, dolores, enfermedades... todos los días hay algo por qué reinventarse, por qué reprogramarse, por qué volver a sentir... Escribo para no olvidar, y no quiero nunca olvidar que hay un juego de la pelota todos los días, donde puedo ser valiente o cobarde, donde puedo perder o ganar, donde el mundo puede detenerse. #UnaperegrinaenMexico



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